Una de las postales más reconocidas de nuestra ciudad son sin duda sus torreones. Pero, ¿conoces su historia?
Los dos torreones que existen en la actualidad fueron mandados a construir en 1774 por el gobernador Joaquín de Espinosa y Dávalos, ante la amenaza de una inminente invasión mapuche. El propio Espinosa escribió al rey lo siguiente: “para evitar esta fatal consecuencia no hallo otro arbitrio que el de construir inmediatamente dos torreones semejantes a los de Andalucía contra moros”.
Las obras estuvieron a cargo del coronel de ingenieros Juan Garland, invirtiéndose 1.233 fanegas de cal, ladrillos provenientes de la Isla Teja y 20 clavos de fierro para los maderos de la azotea. Una comisión decidió que los torreones se erigieran en los dos accesos terrestres que poseía entonces la ciudad: el camino a Los Llanos llamado “del Barro” y el de Canelos llamado “Cantarranas”.
Sin embargo, al poco tiempo los torreones demostraron no ser del todo aptos para la labor que se les encomendó, recibiendo criticas como que “eran buenos para la vista, mas no llenaban el fin con que se hicieron”, sumado a críticas al propio gobernador Espinosa, de quien se dijo que mandó su construcción para que sirvieran como “padrones de su memoria, a costa del real ediario”.
Así, su estructura cilíndrica le permitió a nuestros torreones el resistir 4 terremotos y subsistir intactos no obstante los diferentes usos que se les dio: en 1801 se vació su cuerpo bajo para ser utilizados como calabozos; en 1822 reemplazaron a la picota de la justicia; en 1834 fueron transformados en molinos de viento, y en 1853 en almacenes de pólvora.
FUENTES: Fernando Guarda (1953), Historia de Valdivia. 1552 – 1952. Imprenta Cultura.
Gabriel Guarda (2001), Nueva Historia de Valdivia. Ediciones Universidad Católica de Chile.
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